viernes, 6 de julio de 2012

"Apocalipsis Pulp" 2012 Ezequiel Mendoza Granados


Apenas cabía por el conducto y tuve que plegar los brazos hacia 
atrás para arrastrarme como un gusano; mejor dicho: ya era un 
maldito gusano ... Un movimiento de hombros era todo lo que 
podía hacer para seguir avanzando. Me empujaba con las puntas 
de los dedos de mis pies y me sentí como si estuviese saliendo del 
vientre de mi madre. La placenta era toda aquella mugre gelatino- 
sa y viscosa que se adhería a mí en aquel lento avance. La «vagina» 
iba estrechándose y si conseguía salir sería a través de un reducido 
agujero. La oscuridad era total, pero mi mermada visión me tenía 
acostumbrado a cualquier negrura. Tuve suerte. Escupiendo barro 
y excrementos, encontré una estrechísima tragadera de alcanta- 
rillado sin rejas, por la que pude emerger; asomando primero la 
cabeza y forcejeando cerca de una hora hasta que pude sacar los 
brazos, que me impulsaron finalmente fuera de allí

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